27 mayo, 2014

9 Nevando está


Cochabamba, vista del nevado Tunari  (mi cámara es una desgracia)

Por fin, ocurrió lo que estaba esperando con ansias, semanas ha. Entre tantos ventisqueros y amagos de lluvia que ya me sonaban a letanías, me reía en los aleteos del invierno cachorro. Me gusta el frio pero sin un nítido y aguerrido contraste, las montañas son monstruos amorfos a lo lejos. Ya ni me molestaba en dirigir los ojos cada mañana a la cordillera cual melancólico ritual. Mi tiempo desespera y va a morir de bruces contra sus crestas inexpresivas. La estupidez humana esculpida en muros de ladrillo hiere mi mirada. Muy pocos árboles en el trayecto de mi panorama que alienten siquiera el esfuerzo. Día tras día el mismo acontecer, esclavos de la monotonía, castigados por los bostezos de la naturaleza rebelde. Hasta que, finalmente, la mañana del sábado, el espinazo tortuoso del viejo Tunari amaneció cubierto de verdadera nieve.  Y esta iba a durar más que dos días. 

Ninguna nevada que se respete llega sin más, sin presentar sus credenciales de visita. El viernes por la noche, el cielo cochabambino se encapotó, trayendo ráfagas de viento humedecido. El árbol de pacay de los vecinos se agitaba como un espectro en medio de la oscuridad. Las luces anaranjadas de los postes de la avenida lucían opacadas y somnolientas, sesgadas por los finos hilos de la lluvia. El característico chirrido de las llantas sobre el asfalto mojado es un festín cuando se oye a saludable distancia. Llovía, no tan decididamente, pero llovía. Y caía un frio demoledor que espantó a los guitarreros de púa gorda e insolvente barbita que se reúnen cada viernes, tres casas adelante al son de su botella de ron. Descansé de su insufrible repertorio de cuervos callejeros y me refugié presuroso entre las sábanas heladas. Hecho un ovillo, la espera para entrar en calor se me hizo eterna. Dormí como una piedra, de punta a punta, como un infante despreocupado.

Desperté algo tarde, contra mi costumbre. El cielo, tímidamente pugnaba por liberarse de las nubes. No presentaba niebla pero había tal quietud y pureza en el ambiente que mi olfato me señaló el camino rumbo al oeste: nuestra máxima cumbre lucía sus mejores galas del año, no tan gallarda como el Illimani pero ahí estaba, naturalmente señorial. Y me hizo evocar inmediatamente el himno del Aurora: “celeste por su gran cielo y blanco por su Tunari”. El nevazo fue tan limpio, tan de buen augurio, que un día después el equipo se salvó del descenso directo en el último partido, a las seis de la tarde, con un sol crepuscular arrojando sus últimos destellos sobre el níveo manto de la montaña al lado, convertida en un raro prisma multicolor que presagiaba un nuevo amanecer. Cántico al alba, como en los primeros tiempos fundacionales del club.  

Leo que la cerveza peruana Cordillera se largó del país. Difícil es competir contra la chicha y sus económicas borracheras. Díganselo a los cochabambinos que son unos toneles andantes e hinchas a morir de la Taquiña aunque sea una amarga meada de burro. Pensaron que contratando a Los Kjarkas para sus posters de promoción le iban a arrebatar los clientes a la birra local. Mala jugada apostar por los mercenarios del folclore boliviano, más prostituidos que una quena lamida por mil bocas. No contentos con brindarnos año tras año sus imponentes graznidos, al mando del Pavo-rotti valluno,  siempre están listos para invocar el costumbrismo barato como orgullo regional: “¡llajuita, quirquiña y una sabrosa Taquiña!”, soltaban  a los cuatro vientos sus eructos musicales después de haberse zampado un pique macho. Tan orgullosos de su tierra se dicen que, en poco tiempo, se fueron a alquilar sus graznidos a la otra “rubia bien fría” por unos verdes morlacos. Y eso que están forrados como para jubilarse de los escenarios, resultado de sus innumerables giras de despedida y el penúltimo disco vomitado en edición especial de sus grandes hits. 

Perdonen la sentida indignación, pero es que me da coraje ver a tanto presentador engominado y mamacitas de escaso cacumen, restregarnos su nombre en todo momento como lo más excelso del folclore nacional. Tanto, que siento ganas irrefrenables de buscar el viejo máuser del abuelo y pegarle un tiro a la pantalla. Nadie quiere enterarse que hay vida más allá de la alargada sombra de sus ponchos inmaculados, más falsos que guarapo de uva pasa. A la mierda con los “embajadores del folclore boliviano” y su perniciosa influencia más allá de las fronteras. Su infame brillo de oro falso se lleva todo el crédito de “música andina” o “boliviana”, especialmente en Japón y otros sitios donde no están acostumbrados a abrir bien los ojos. Me mira una japonesa y me siento horizonte, escribía un humorista exiliado.

Buscaba la ocasión perfecta para hablar de mi más grande pasión musical, fronteras adentro. Del otro lado del disco hay música bien boliviana aunque no lo parezca. Joyas que dormían más de medio siglo en los recovecos del olvido y que gracias a músicos acuciosos ven de nuevo la luz. Nevó como los dioses mandan y aproveché la ocasión para regocijarme de puro gusto oyendo esas tubas, mandolinas y violines que despertaron las notas congeladas de los maestros de antaño. “Fox-trot andino”, rebautizó su creador a esta extraña fusión de música incaica con ritmos internacionales. Música de maestros para ojos bien cerrados y oídos bien abiertos. Si ustedes no comparten mi afición ni mis gustos, a mí qué me importa. Mucho mejor, así me lo guardo todo para mí, y a otra cosa, mariposa.  


-------------------------------------------------------------------------------------------
P.S. Observen que no soy tan egoísta y estoy dispuesto a revelar mis debilidades:

-“Nevando está” (versión fox-trot). No me pregunten por qué me fascina tanto porque ni yo mismo lo sé. Desearía que me entierren con ella, pero no se lo digan a nadie.

-La misma canción en versión rock and roll: diría que Ennio Morricone se birló para su banda sonora de una peli de Sergio Leone. 

Bonus: otras joyas de la misma orquesta que siempre recomendaría a un amigo extranjero. Se ruega pasar la voz.
-“Boquerón abandonado”, oírla me hace recordar las historias de mi tío abuelo Federico, rememorando las terribles vivencias de los combatientes de la Guerra del Chaco. 

-Dos cuecas sublimes: “Carandaití” y “Noche tempestuosa”, vividas con tanto dolor por esos mismos soldados que es imperativo sólo oírlas, nunca bailarlas, por puro respeto.

9 comentarios :

  1. Apreciado José: su entrada de hoy prueba, una vez más, lo que ya sentenció el poeta: que el paisaje es un estado del alma. Vemos lo que llevamos dentro. Al contrario de lo planteado por los tópicos al uso, un mediodía abrasador puede resultar melancólico y una tarde lluviosa puede provocarnos euforia.
    A propósito de sus fobias musicales, periodicamente los Kjarkas pasan por Colombia. Como no los he visto ni escuchado, mal haría en opinar al respecto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Haciendo un paralelo, estimado Gustavo, supongo que no le haría mucha gracia que yo dijera que su paisano Carlos Vives es el mejor cantante de vallenatos, por ser el más internacional, el más reconocible. Seguramente su gran mérito sea el haber contribuido a la difusión y revalorización de ese género en muchos ámbitos. Yo estaba en colegio cuando oí por primera vez su versión de “La gota fría” y desde entonces tome interés por saber algo más de Colombia y su cultura. Los Kjarkas son los más famosos y trotamundos, habrán contribuido a que la música andina sea más conocida, pero han pervertido la esencia del folclore nacional para llegar a mercados más amplios, además de que no tienen ni un mínimo de humildad, van precedidos de su etiqueta de embajadores de la música, como si fueran los únicos: folk light, descafeinado, cursi y melifluo es lo que ofrecen, por eso llenan auditorios.

      Eliminar
  2. Comprendo muy bien tu gusto por Nevando está. Yo la he escuchado en los lugares más insólitos, la última vez interpretada con un extrañisimo instrumento parecido a un cuerno de caza en una calle de Inverness, norte de Escocia. El músico era chileno. La versión tipo Morriconi... Es cierto, suena como su música.

    ResponderEliminar
  3. Acabo de ver un video en la BBC sobre la nueva arquitectura chola en El Alto. Pensé que te interesaria

    http://www.bbc.co.uk/mundo/video_fotos/2014/05/140529_video_bolivia_cholets_mansiones_men.shtml

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Caramba, magnífico juego de letras ofrece el binomio “Inverness-Nevando está”, qué sugestivo suena el nombre de esa ciudad escocesa, como la inglesa Sunderland, que yo creía que era una ciudad linda y luminosa (además que los colores de su equipo me encantan) y grande fue mi decepción cuando supe que era una de las más feas y deprimentes de la isla, según leí en algún blog. Con respecto a la canción de marras, apostaría que no sospechabas que fuera boliviana cuando la oíste por primera vez, me causa sorpresa que sea conocida más de lo que yo suponía. Gran dato me ofreces. Esta composición es pieza única en el acervo cultural nuestro, no hay nada parecido, ni siquiera influencias en otras canciones y antes del rescate de la orquesta Música de Maestros estaba prácticamente olvidada, siendo bastante antigua. De hecho, el parecido mas razonable que yo le hallo es con la peruana “Vírgenes del sol” que seguramente la conoces, igualmente de las pocas canciones incaicas que han llegado hasta nuestros días. Quizá el compositor de Nevando está se inspiró en aquella.
      Sobre la arquitectura aymara alteña he visto algunos reportajes locales, querían darle una identidad basada en las ideas del artista plástico Mamani- Mamani, pero se les ha ido la olla. Algunos edificios son horrendos, demasiados chabacanos, chillones y grotescos. Querían inspirarse en los tejidos andinos, (que hay muy hermosos, por cierto) pero el resultado es de muy mal gusto. Si vieras los interiores de esos edificios, especialmente de salones de fiestas que son a todo lujo pero de estética dudosa. Gracias por la noticia, por lo visto, el asunto ha llegado lejos. Podrá gustarle a los exotistas, pero ese barroquismo indígena está muy lejos del arte ancestral andino.

      Eliminar
  4. Muy sentido texto, dejaste esta vez, José. Honduras del alma, sentimientos elevados por el níveo espectáculo. Y es q muy cierto es, nada como la nieve para unos vallunos sub-ecuatoriales.. Verla y sentirla caer en copitos q se vuelven increíbles mantos, es una insustituible caricia al alma q despierta -sin falla- al níño q habita en cuerpos ya bastante creciditos. Lo triste es q nuestro deleite es esencialmente visual y casi efímero, en eso podemos envidiar a los pazucos q tienen su Illimani siempre inspirando.
    Ahora tras -con justicia- biliosear contra los hermanitos petardo y su pavo-rotti (ja!) d nuevo t luciste con tu epílogo: d las sublimes expresiones y níveas palabras llegamos a la -para nada gentil- patada en culo: " Si ustedes no comparten mi afición ni mis gustos, a mí qué me importa. Mucho mejor, así me lo guardo todo para mí, y a otra cosa, mariposa".. juas!! Y esos atípicos modales?? "Yo, sinceramente, creo q son consecuencia d visitar sitios oscuros y leer insanos textos d muy zafios personajes..", cavila un sorprendido Hyde. Abrazos.
    ps: del club Aurora, ojalá esos crispines se hubieran nomas caido hasta los infiernos.. Detesto en gral el futbol, peor el boliviano q es d lo mas risible. Peor cuando ese club va administrado por otra dinastía d muy ricachones hermanitos empresarios q lucran d lo lindo con el hotel Cochabmba (antro d magnos eventos masistas), los predios d la costanera cuyo comodato los tiene bastante cómodos y rechonchos y espectaculares conciertazos d famosos bichos farandulescos. Un clan muy afín a los poderosos Canelas, por cierto.
    D las sugerencias musicales: mejor nos guardamos las opiniones. No queremos despertar al zafio.. ja! Bueno ya en serio, es agradable escuchar esos clásicos. Me gustan hasta los coros. Las preferiría sin voces, solo instrumentos. Una debilidad q me hace disfrutar d las marchas como la Talacocha y tantas otras antiguas q mi lado milico goza como niño. Herencia, con muchas buenas memorias, del colegio Sucre, mucho pero mucho antes d q se imponga esa porquería d La Patria d ese insufrible masista enrique jurado. Pff!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja, estaba bromeando con eso de guardarme esas joyitas para mi solito. Cierto, ver caer nieve en estos lares es un raro espectáculo, era adolescente la última vez que la nevada nos pillo en la cumbre en un viaje rumbo a Independencia. Paramos un rato y nos pusimos a jugar entre los pasajeros del bus, casi todos conocidos. Nunca he ido hasta las faldas mismas del Tunari, algún día será.
      Al Aurorita yo le tengo cariño (dime, a ver, què otro equipo tiene nombre de mujer), no soy ningún fanático, rara vez he ido al estadio a ver algún partido, aunque recuerdo que les jodimos varias tardes al Wilster a estadio lleno y me gusta poder mofarme de mis amigos wilstermanistas.
      Sobre nuestras aficiones, yo soy muy afecto a la música criolla, esa antigua, de la época de nuestros abuelos, especialmente aquello que tenga que ver con la guerra del Chaco. De ahí que Música de Maestros sea mi orquesta nacional, por dios, ese virtuosismo de los instrumentos me tiene chiflado. Ya que hablas de marchas militares, comparto el gusto por los Boleros de caballería y afines, con los que no pocas veces me he emocionado, porque recuerdo a todos esos combatientes caídos en la guerra y los sobrevivientes que se ha ido muriendo estos años, en medio del olvido de los gobiernos. Mi tío abuelo que tenía mi nombre, murió junto a varios camaradas sobre el Pilcomayo cuando un precario puente se derrumbo, y eso que estaba volviendo al frente de operaciones porque ya había sido licenciado. La tragedia se lo tragó y nunca hallaron su cuerpo, según me contaron en la familia. En fin, oigo esta música y es para ponerse a llorar, después de escuchar esas historias plagadas de penurias y sufrimientos. Un abrazo.
      Ps. Qué manera de joderme el almuerzo al mentarme a ese tal Jurado, cantorcillo para borregos masistas y demás patrioteros de última hora. Puaj…

      Eliminar
  5. Hola ¿Cómo está usted?
    Mi nombre es Emilio, soy un chico español y vivo en un pueblo cerca de Madrid. Soy una persona muy interesada en conocer cosas relativas a la cultura, el modo de vida de los habitantes de nuestro planeta, la fauna, la flora y los paisajes de todos los países del mundo etc., en resumen, soy un persona que disfruta viajando, aprendiendo y respetando la diversidad de la gente de todas partes del mundo.

    Me encanta viajar y conocer en persona todos los aspectos mencionados, pero, por desgracia ya que esto es muy caro y mi poder adquisitivo es bastante pequeño, se me ocurrió una manera de viajar con la imaginación por todos los rincones de nuestro planeta. Hace unos años empecé una colección de sellos ya que esta actividad me permite conocer de una forma original algunos aspectos como la fauna, la flora, los personajes, los monumentos etc. de todos los países. Como desgraciadamente, cada día resulta más difícil conseguir sellos, hace algún tiempo que he comenzado otra colección en la que mi meta sería conseguir al menos una carta de cada país y territorio con autonomía postal en el mundo. Este modesto objetivo es factible de alcanzar en la mayor parte de los países, pero por desgracia es imposible de lograr en otros distintos territorios por varias razones, ya sea porque son países en guerra, ya sea porque son los países con pobreza extrema o porque por algún motivo, su sistema postal no está funcionando adecuadamente.

    Por todo ello me gustaría pedirle un pequeño favor:

    ¿Sería usted tan amable de enviarme una carta por correo tradicional de Bolivia? Entiendo perfectamente que usted piense que su blog no es el lugar adecuado para pedir esto, e incluso, es muy probable que usted ignore mi carta, pero me gustaría llamar su atención sobre la dificultad que tengo para recibir una carta desde ese país, ya que yo no conozco a nadie ni a dónde escribir en Bolivia con el fin de aumentar mi colección. Una carta para mí es como un pequeño recuerdo, es como si hubiese visitado ese país con mi imaginación y al mismo tiempo, la llegada de las cartas desde un país es un signo de paz y normalidad y una forma original de promocionar un país en el mundo. Mi dirección postal es la siguiente:

    Emilio Fernández Esteban
    Calle Valencia, 39
    28903 Getafe (Madrid)
    España

    También me gustaría invitarle a visitar mi blog: www.cartasenmibuzon.blogspot.com allí, si usted lo desea puede echar un vistazo a mi colección y de esta manera comprender de una manera más gráfica porqué le hago esta petición.

    Por último, quisiera darle las gracias por la atención prestada a esta carta, y tanto si usted puede ayudarme o si no, le envío mis sinceros deseos de paz, salud y felicidad para usted, su familia y todos tus seres queridos.

    Atentamente

    Emilio Fernández

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Interesante su blog estimado amigo, aunque no comparto la aficion por los sellos postales. Me extraña que usted no acuda a algun boliviano para conseguir sellos, ya que en Madrid existe una numerosa colonia de bolivianos. Veré qué puedo hacer ,pero no le aseguro nada. La proxima vez, dirijase a mi correo en la cabecera, en el submenu "Contacto". Saludos.

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
 

El Perro Rojo Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates