25 abril, 2012

4 Menos mal que el Chelsea clasificó


Foto: Reuters
Digo todo esto porque ya estoy cansado de escuchar las permanentes sandeces sobre las supuestas ayudas arbitrales al Barcelona. Más de cinco años oyendo la misma letanía. Tanto les jode que esta generación de futbolistas con Messi a la cabeza, haya ganado su sitial en la historia. Especialmente a los equipos construidos a marchas forzadas por millonarios que esperan satisfacción de su egolatría a través de títulos, traídos de los pelos a cualquier precio,  aunque ello signifique atropellar los valores y filosofía del fútbol.
Alguna vez les dije que nuestra tara nacional es creernos el ombligo del mundo, incapaces de asumir que el mundo gira sin nosotros.  Se sabe que el mar tiene un efecto moderador, tiene la ventaja de traer aire fresco no solo climatológicamente  sino también culturalmente hablando. Fútbol es cultura: que si es negocio, que si es circo o que si es la religión del nuevo siglo es pelota de otro campo. No es mi intención ahondar sobre esto.
Parece que la lejanía del mar nos ha predispuesto genéticamente a poseer mentalidad estrecha, esa de entre montañas que propicia la idiotez de un caballo percherón o la ingenuidad de un beduino que se resiste a creer que haya tanta agua en el mundo al ver una foto de las cataratas del Niágara. Así es nuestra vida, nuestra cultura, nuestra política y nuestro fútbol. “Bolivia lo mejor que tenemos” es la permanente cantaleta de algunos iluminados que buscar elevar nuestra autoestima. Ojalá fuera cierto, lo tendría claro si el territorio estuviera vacío. Singular país paisaje es nuestra Bolivia, objetivo de National Geographic, el resto no me lo creo.
Por razones estéticas no veo ninguna transmisión de fútbol local. Amo la literatura pero no cualquier literatura, lo mismo vale para el fútbol. Aplaudir a unos vagos que la mitad del tiempo juegan al rondo y la otra mitad juegan a destapar la botella, ni que fuera masoquista y encima tener que pagarles.  Las barrigas de tonel y la lengua jadeante son la mejor prueba de lo que digo. Ver un atleta con chuteras es una rareza. Por eso no los sigo en la televisión, ni en señal  abierta. Prefiero la radio, porque aún conserva algo de esa magia que nos hacía “ver“los partidos según nuestra imaginación y la creatividad del relator. Además el relato radial tiene escuela, todavía se oyen voces algo fatigadas que han marcado época o a jóvenes que se esfuerzan para darle ritmo y color a nuestro balompié paupérrimo.
No se puede decir lo mismo del relato por televisión. Cero creatividad. Narran (es un decir) como si estuviéramos ciegos y como si los espectadores fuéramos unos infantes.  Y  se dicen periodistas. De los comentarios podríamos hacer una antología más grande que la colección de frases de Evo Morales. El Mundial de Sudáfrica,  lo sufrimos en vez de disfrutar porque hasta la señal de cable lo tenía en exclusividad una red nacional que nos torturó con las opiniones absurdas  de un periodista cuyos conocimientos rayaban en la ridiculez y el cretinismo (lean, no tiene desperdicio). Si hasta un grupo numeroso de antifans se ha creado en Facebook. Y el pobre hombre sigue a lo suyo (muchos años en el mismo programa) satisfecho de sí mismo, como si no hubiera nadie que le suelte el pelotazo en la cabeza.
¿Conocen que algún periodista deportivo boliviano haya trabajado para cadenas internacionales?...En su silencio y largo titubeo está la prueba. Quién se va a fijar en una realidad anclada en el fútbol de potrero y en unos profesionales que dedican el 90% del tiempo de sus programas a describir los detalles folclóricos del deporte doméstico, que prefieren escarbar en las miserias de los jugadores como gallinas raquíticas . A eso se dedican y, casi nunca hablan de la NBA, del tenis, de la Fórmula 1, salvo para anunciar quién ha ganado. Lo mismo para el fútbol internacional, simplemente se reducen a ser meros repetidores del resumen de goles de la semana: “ganó el Madrid, empató el Barcelona” y así sucesivamente para las otras ligas. No hay análisis, no hay tertulia. Si hay alguno, está en pañales a años luz de los otros países futboleros.
La ignorancia, candidez y mediocridad de nuestro periodismo son tan evidentes que da vergüenza ajena, a pesar de estar a un click de distancia para empaparse de conocimientos antes de abrir la boca. Llaman “clásico” a cualquier partido de vecinos. Como acá no hay un clásico nacional, entonces sueltan la lengua para etiquetar de “clásico minero” al encuentro entre San José y Real Potosí, cuando estos dos equipos apenas se enfrentan desde hace veinte años a lo sumo. En Bolivia hay tres clásicos regionales y pare de contar.
Hablando de los torneos europeos, el nivel cultural del periodismo va por los suelos. No son capaces ni de precisar un gentilicio, “derbi madridista” he oído en más de una ocasión;  “resumen del encuentro entre los reds y los blues” (M. United vs Chelsea) en otra. En el duelo Chelsea-Benfica uno de estos periodistas confundía en todo momento al jugador Nemanja Matic del equipo lisboeta con el archiconocido Nemanja Vidic del United y, peor todavía, al citar los apellidos vascos como Aurtenetxe, el mismo relator se cree más original que los gringos al pronunciar “México”. Es francamente vergonzante, oírlos cometer estas torpezas teniendo ellos un portátil al lado con conexión a Internet. No hay excusas con tanta tecnología de la información como soporte. Es perfectamente humano equivocarse alguna vez, pero aquí viene siendo la norma porque no hay autocrítica ni retroalimentación. Y estamos hablando de gente remunerada, que efectúa transmisiones para todo el país, considerando que más del 80% de la población no tiene acceso al cable nos vemos obligados a aguantarlos, por nuestra querencia al fútbol. ¿Dónde queda la responsabilidad con el público televidente?
Sería ingenuo pensar que los periodistas son neutrales, pero a veces su fanatismo puede ser peor que el de los aficionados. Ayer durante el encuentro Barça-Chelsea tuve que sufrir su permanente ensañamiento con el equipo azulgrana. Ante la expulsión de Terry, soltaron su fórmula aprendida, “uy, no puede ser, otra vez las ayuditas al Barça, demasiada casualidad”  aunque al final del partido tuvieron que reconocer “los medios ingleses dicen que lo de Terry fue una acción estúpida, infantil”.  Cuando Fábregas fue derribado claramente en el área por Drogba, otra vez sus prejuicios a pesar de las repeticiones de televisión, “no fue penal, me queda la duda, Fábregas se tira”. ¿A alguno de ustedes no le pareció evidente la falta? Pero el colmo fue su antipatía hacia Messi, al cometer una falta táctica de manual que le significó la amarilla, “el árbitro pudo haber mostrado algo más” dijeron muy sueltos de cuerpo. Por esto digo, menos mal que el Chelsea salió ganador del duelo, porque imagino el torrente de comentarios odiosos que este par de chavales- que en su pajolera vida han leído más allá de sus textos de universidad- hubieran soltado en contra del equipo catalán por mezquindad gratuita. Así nos va, el fútbol narrado por gente que no termina de sonarse los mocos y que se solaza leyéndonos los comentarios chupamedias de gente del Facebook. Ustedes y yo, sabemos quiénes pululan en estas comunidades.
Tarde o temprano, la derrota iba a llegar. Pero no creo que sea el fin de una era. Ciertamente es doloroso perder de esta manera: mucho castigo para el fútbol imperial pero inútil, mucho premio para el fútbol vulgar pero efectivo. ¿A quién le queda dudas de cuál merecía llegar a la final? Como tampoco me queda duda de que el juego se gana con goles. Por fin, el conjunto londinense parece que ha exorcizado sus demonios, por una vez sus hinchas dejarán de cantar “el Barça siempre haciendo trampa” aunque paradójicamente me causaba gracia que su formidable ariete Drogba se tirase al suelo cada vez que podía mientras sonaban los cánticos en Stamford Bridge, a pesar de su corpulencia.  Al menos,  alguien respirará con algo más de alivio, ese pobre infeliz noruego que ahora vive entre las sombras temiendo por su vida.
Qué más se puede decir, el conjunto azulgrana perdió por gustarse demasiado a sí mismo. De tanto repetir el libreto finalmente su ataque se hace previsible. Fútbol palindrómico, de izquierda a derecha, la misma tónica, la misma lectura, el mismo resultado. Su juego recuerda a la indudable perfección de un palíndromo, eso -parafraseando a un palindromista mexicano-que todo el mundo reconoce que es bello y divertido, pero nadie sabe para qué sirve,  o como el poeta Amado Nervo dijo: La santa inutilidad de la belleza.

4 comentarios :

  1. ¿Sabe quien debe estar sintiendo un gran alivio a esta hora, estimado José? Sospecho que- declaraciones públicas aparte- Josep Guardiola. Debe ser una carga abrumadora eso de verse obligado a ganar siempre, como si en lugar de una persona con ambiciones, claro, pero también con debilidades y contradicciones, se tratara de esa máquina viviente de cosechar éxitos forjada por la publicidad, con ayuda de los medios de comunicación ( o al revés) y exaltada por los teóricos de la autosuperación. Ante la ola de canibalismo que ineludiblemente se le va a echar encima, bien haría el bueno de Pep en hacer suya la consigna de El Chapulín colorado, uno de los más entrañables héroes de la cultura popular lationoamericana : "Y ahora... ¿Quién podrá defenderme?"

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  2. Estimado Gustavo, su comentario ingresó mientras no terminaba de retocar el post, así que probablemente lo que leyó no era el texto definitivo, pero en esencia no cambiaba nada. Comparto su opinión, el Barça nos tenía demasiado acostumbrados a los triunfos y títulos continuos, pero tarde o temprano la “maquinaria de reloj suizo” iba a fallar por el natural desgaste y el mejoramiento de los otros equipos como el Madrid, aunque dolió mucho perder en Champions practicando el mejor juego. Sin embargo no estoy decepcionado, porque Guardiola y compañía ya nos obsequiaron demasiado, pese a quien le pese. Ciertamente el técnico podrá sacudirse por fin esa presión a la que estaba sujeto por la inmensa parafernalia mediática y dar algo de tregua a su “guerra” forzada con Mourinho, en la cual se cuidó de no mancharse demasiado a pesar de las provocaciones. Pero la tristeza me duró un día, porque me place que el nefasto personaje portugués haya recibido un duro cachetazo del Bayern. Que el Madrid gane las Ligas que quiera y su ansiada décima Champions pero cuando Mou se haya marchado. Imagínese la exhibición de megalomanía que hubiéramos tenido que presenciar.

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  3. Bueno, Guardiola ya es el pasado, o lo será al finalizar la temporada. Y nadie sabe qué puntos calza Vilanova, de quien se dice que “ha sido más importante de lo que parece”, que muchas decisiones audaces eran suyas, pero eso es lo que se dice para rellenar al personaje. Lo cierto es que hay gente para primera fila y hay gente para segunda fila, sin desmerecer a éstos. La fantástica aventura del Barca está en una encrucijada. Ya veremos en qué queda esto.

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  4. Así es, querido Lalo, Guardiola hace bien en dar un paso al costado. El equipo necesita nuevas ideas, y variantes de juego pero manteniendo su filosofia. Al igual que muchos, ignoraba la valía de Vilanova. Ya veremos qué es lo que puede aportar.Eso sí, urge la presencia de un delantero neto como Villa, se sintió demasiado su ausencia. Y pensar que muchos le reprochaban su "egoismo" de goleador.

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